Las islas Azores forman sin lugar a dudas uno de los paraísos naturales más impresionantes que hemos visto en nuestros viajes por el mundo. Tras visitar por primera vez la isla de Sâo Miguel en 2019, cinco años después los hermanos Ramón volvimos a las Azores para celebrar el quinto aniversario de nuestra marca sostenible de impacto social LIVEGENS, visitando las islas de Flores y Sâo Miguel en un gran viaje que quedará grabado en nuestra memoria.
PROLEGÓMENOS DEL VIAJE
Iniciamos la aventura en Oporto, donde aprovechamos las horas previas al viaje para dar una vuelta por la bonita localidad portuguesa y acercarnos a la zona del Puente de Luis I, uno de los emblemas de la ciudad.
Al volver al aeropuerto, tuvimos constancia de un retraso de varias horas en nuestro vuelo a Sâo Miguel, por lo que ya llegaríamos a la isla bien entrada la madrugada. No obstante aprovechamos la ocasión para echar unas partidas al juego de Dragon Ball y otras sagas emblemáticas de videojuegos en las máquinas recreativas gratuitas del aeropuerto. Así la espera se hizo un poco más amena, ¡un puntazo!
Isla de Flores
Tras pasar una primera noche exprés en Sâo Miguel, volvimos al aeropuerto de su capital Ponta Delgada para coger un vuelo interno a la isla de Flores, la más occidental y exuberante de las islas Azores. Allí nos quedamos en un acogedor apartamento junto al puerto en Santa Cruz das Flores, capital de la isla, como punto de partida para iniciar nuestro road trip de 3 días por Flores de la mano de Autatlantis, la empresa de renting de vehículos que más os recomendamos para recorrer en coche de alquiler las islas Azores.
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DÍA 1: ZONA NORTE DE LA ISLA DE FLORES
A media mañana llegamos a Flores, dejamos las cosas en el alojamiento y nos fuimos a visitar el norte de la isla, con tiempo soleado y una excelente climatología teniendo en cuenta la época del año, que incluso nos permitía divisar perfectamente la pequeña vecina isla de Corvo al fondo.
En esta zona de acantilados empezamos a maravillarnos con la naturaleza exuberante de una isla sin apenas turismo fuera de la temporada alta y que todavía se mantiene muy virgen, caracterizada por su impresionante gama cromática de verdes y unas carreteras rodeadas de vegetación que son un espectáculo para los sentidos.
Evitando la temporada veraniega, la isla es extremadamente tranquila y un remanso de paz, de hecho en la mayoría de los puntos de interés que visitamos estábamos prácticamente solos.
Ese primer día empezamos fuerte con la zona del Faro de Albernaz y la bahía de Alagoa, donde quedamos maravillados con las vistas panorámicas de sus imponentes acantilados.
Después nos acercamos a Ponta Delgada (pequeña ciudad homónima a la capital de la isla de Sâo Miguel), donde disfrutamos de varios miradores con vistas.
Y finalmente acabamos la tarde con un relajante baño en las piscinas naturales de Santa Cruz das Flores, de aguas frescas pero a la vez bastante tranquilas.
Sin duda, la primera toma de contacto con la isla nos dejó sensaciones muy positivas antes de irnos a descansar para recuperar fuerzas.
DÍA 2: LAGUNAS NATURALES Y SUR DE LA ISLA
El segundo día, madrugamos para adentrarnos en la parte central de la isla y visitar las 7 Lagoas (lagunas) naturales de Flores, integradas en la Reserva Natural de Morro Alto e Pico da Sé.
Son las Lagoas Funda y Rasa, Negra y Comprida, Seca, Branca y da Lomba.
Entre ellas nos gustaron especialmente la Lagoa Funda, muy fotogénica con sus diferentes tonos de verde y un cielo que incluso se refleja en el agua; y la preciosa vista panorámica que ofrece el mirador de las Lagoas Negra y Comprida, prácticamente contiguas entre sí.
Cerca del mediodía nos fuimos a la zona sur de la isla, donde nos adentramos en una ruta de senderismo que bordea la Fajâ de Lopo Vaz, un imponente acantilado con un curioso microclima tropical que finaliza en una playa de arena negra y cantos rodados.
Allí aprovechamos la llegada a la playa para comer y darnos un bañito antes de volver al punto inicial de partida y seguir el road trip por el sur de Flores.
Por la tarde, nos acercamos a la localidad de Lajes das Flores, que cuenta con un vistoso faro y la curiosidad añadida de ser el municipio más occidental ya no solo de las islas Azores, sino de toda Europa.
Asimismo, decidimos acabar la tarde con otro baño en las piscinas naturales del este de Flores, visitando en esta ocasión la Poça das Salemas muy cercana a la capital Santa Cruz das Flores.
Ese día despedimos la jornada con un pequeño paseo por el pueblo, que igualmente aprovechamos para cenar fuera del apartamento.
DÍA 3: FAJA GRANDE Y OESTE DE LA ISLA DE FLORES
Y finalmente llegamos a nuestro día grande en Flores, que dedicamos a conocer a fondo la espectacular zona oeste de la isla.
La jornada empezó con la visita a varios miradores, entre los que nos llamaron especialmente la atención la Rocha dos Bordôes, el de Craveiro Lopes y el miradouro do Portal, un adelanto de lo que nos esperaba en la increíble zona de Fajâ Grande.
La mayor ventaja de madrugar es que pudimos ver las maravillas naturales de esta parte de la isla con calma y viviendo el momento presente, por lo que dedicamos el resto de la mañana a disfrutar de las piscinas naturales en la zona balnear de Fajâ Grande, con una vista panorámica memorable caracterizada por un intenso verde y majestuosas cascadas naturales.
Estábamos literalmente solos y aquí paramos un ratito para comer y darnos un baño antes de acercarnos a algunas de las mejores cascadas que hemos visto en nuestra vida.
Una de ellas es el Poço do Bacalhau, también conocido como Poço da Alagoinha, una imponente cascada natural con doble caída enmarcada en un entorno natural idílico.
Y aunque está un poco más escondida y tiene un acceso más complicado, también merece mucho la pena visitar la Cascata da Ribeira Grande, a la que se llega por una pequeña ruta de senderismo con una recompensa final que quita el sentido.
Pero lo mejor estaba por llegar: tras una pequeña parada para conocer el pueblecito de Fajâzinha, a continuación nos adentramos en la ruta de senderismo que conduce al Poço da Ribeira do Ferreiro.
Una oda a la naturaleza que fue el colofón perfecto a nuestra visita a la majestuosa isla de Flores.
Los diferentes tonos de verde, las preciosas cascadas naturales, la poca afluencia de gente y el tiempo soleado nos invitaron a pasar allí el resto de la tarde.
Isla de Sâo Miguel
Con los recuerdos imborrables de Flores y antes de regresar a España, cogimos un vuelo interno para volver a la isla de Sâo Miguel para conocer los rincones de la isla que no habíamos podido visitar en nuestra escapada 5 años atrás.
DÍA 1: PONTA DELGADA Y SUR DE SÂO MIGUEL
Todavía con buen tiempo, seguimos nuestro viaje por las islas Azores y llegamos a Sâo Miguel (en concreto a su bonita capital Ponta Delgada) hacia el mediodía.
Allí recogimos el nuevo coche de alquiler de Autatlantis en el aeropuerto y tuvimos una cómoda estancia en los Armazéns Cogumbreiro, apartamentos de diseño perfectamente equipados en un edificio clásico restaurado con mucho gusto, que además ofrecen una ubicación muy céntrica en el corazón de la ciudad.
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Tras dejar las cosas y comer en un lugar cercano, aprovechamos la tarde para visitar algunos de los puntos de interés del sur de Sâo Miguel, una isla que cuenta con mucho más turismo que Flores pero que pudimos disfrutar igualmente. En la zona de Ribeira Quente, visitamos la conocida como Praia do Fogo, bonito arenal de arena negra y aguas templadas cristalinas rodeado de una vegetación exuberante.
En esa misma zona, tras pasar por Vila Franca do Campo (antigua capital de la isla) y la Lagoa das Furnas, nos acercamos a la cascada de Ribeira Quente, de difícil acceso pero diferente a todas las que habíamos visto antes por sus rocas rojizas y aguas termales.
Y finalmente nos quitamos una espinita clavada de nuestra anterior visita a Sâo Miguel, ya que aprovechando el día despejado pudimos disfrutar de la emblemática Lagoa do Fogo en su máximo esplendor. Una niebla espesa nos lo había impedido en nuestro primer viaje a la isla, pero en esta ocasión pudimos despedir la tarde disfrutando de sus diferentes miradores panorámicos antes de regresar a la capital.
DÍA 2: RUTA POR EL NORTE DE LA ISLA
Casi sin darnos cuenta llegamos a nuestra última jornada en las islas Azores, que decidimos aprovechar a fondo levantándonos bien temprano por la mañana. Tras desayunar en el apartamento, cogimos el coche y empezamos la ruta en la Ribeira dos Caldeirões, que cuenta con una vistosa cascada natural además de algunos molinos y diferentes rutas de senderismo.
Tras parar de camino en algún que otro mirador, nos acercamos a la zona de Ribeira Grande y en concreto al arenal de Santa Bárbara, rodeado de pequeños acantilados e ideal para la práctica del surf con sus generosas olas. El día estaba un poco más nublado y ventoso que en la jornada anterior, pero la temperatura era agradable e incluso pudimos tomar un poco el sol.
Por su cercanía y la exitosa serie portuguesa homónima, también decidimos visitar el pueblo de Rabo de Peixe, una curiosa villa de pescadores muy peculiar donde aprovechamos la ocasión para comer un bocadillo y tomar algo.
Ya por la tarde, seguimos descubriendo cascadas de la isla que no tienen desperdicio, entre las que nos gustó especialmente el Salto do Cabrito.
Asimismo, nos desplazamos al noroeste de la isla para conocer las piscinas naturales de aguas termales resguardadas por bonitos acantilados de la Ponta da Ferraría, con corrientes marinas que pueden llegar a los 30 grados centígrados especialmente con marea baja.
Y en nuestro último día completo en la isla acabamos la tarde repitiendo visita a Caldeira Velha, un paraíso natural de aguas termales que oscilan entre los 25 y los 38 o 39 grados en un entorno natural idílico.
La zona de la cascada es una pasada, y en las diferentes pozas naturales te sentirás en la gloria. El complejo estaba bastante lleno al ser un día festivo (1 de Mayo), pero aún así pudimos disfrutarlo y rememorar un bonito recuerdo de nuestra anterior visita.
Para cerrar esta nueva aventura, regresamos a Ponta Delgada disfrutando de la puesta de sol desde el coche y nos fuimos a cenar al restaurante Açores Grill, situado frente al puerto e ideal para probar la riquísima carne de las islas, que podréis preparar a vuestro gusto al carbón. Uno de los sellos de identidad de las Azores son sus miles de vacas, las verás por todas partes pastando en libertad y ofrecen una carne de la mejor calidad.
Asimismo, el casco histórico de Ponta Delgada es precioso (más aún si cabe por la noche con su cuidada iluminación), por lo que nos animamos a dar un paseo tras la la cena y tomarnos un heladito frente al paseo marítimo, antes de irnos a descansar al apartamento para emprender el viaje de vuelta a España.
OTRAS VISITAS IMPRESCINDIBLES EN SÂO MIGUEL
En esta ocasión el viaje en las islas Azores no dio para más, ya que el último día en Sâo Miguel nuestro vuelo salía muy temprano por la mañana e icluso empezó a llover con fuerza (qué suerte tuvimos con el tiempo tan soleado), pero aprovechamos para recomendarte otros puntos de interés que no puedes dejar de conocer en la isla más grande de las Azores.
Visitas como Sete Cidades, Furnas o Nordeste son imprescindibles en Sâo Miguel, como ya te contamos en este post colaborativo junto a nuestros colegas de la aseguradora Chapka y Galicia TB.
Todo lo bueno se acaba, pero regresamos de nuestra segunda aventura en las islas Azores con muchas certezas y pocas dudas. Son un auténtico paraíso natural, nos encanta su modelo de turismo sostenible y aunque no sabemos cuándo volveremos, ¡estamos seguros de que habrá una tercera vez!
Javier & Aitor Ramón | viajeroslowcost.com